Supongamos que usted tiene una vocación, nada extraordinario, un placer, un deseo, una necesidad; un mosaico que ir conformando con pequeños fuegos, de escala humana. Mínimos.
Supongamos por caso siguiente que el mosaico en realidad es plástico, contiene múltiples formas y en cada una de ellas cabe un motivo, una realidad, una expresión que usted como individuo le imprime con cierta artesanía, con cierto destello, con una mínima escala de gracia.
Supongamos el aire, que existe y es real, dentro de ese aire una infinita cantidad de otros ocurriendo. supongamos una especie de parque con tantas realidades, o conjunto de realidades, más aún, de individuos emitiendo realidades.
Sigamos suponiendo ya casi por vicio que un otro tiene el mágico don de ubicar en un minuto, en un momento, cada una de esas realidades por separado, con una arbitrariedad amable, con una escucha de vecino. y entender, y discrepar, y pintarse a sí mismo parecido, o ser puño y expandirse en otra madeja de realidades diferentes, disonantes.
Supongamos que los reyes son los padres y que ninguna acuarela por mística que parezca escapa a las leyes elementales de la física y todo lo anteriormente descripto debe ser encuadrado en un lugar, en un límite, en una contienda.
Quédese ahí, en esa foto. Tiene cerca el paño que contiene estos dados. Una cajita torpe, miserable, cacharro del siglo pasado. Enciéndala, vamos, no se asuste, no se reprima.
Son voces, son la cristalería completa. Elija cotejar su melodía sin razón, su temple con cualquiera de ellas, verá que es facil.Si quiere hágame el favor de completar ese sutil círculo y ensaye un diálogo que lo complete o lo aburra.
Habrá entonces comprendido la mecánica de este oficio, esto de hablarle a un fierrito a kilómetros de distancia de una subjetividad y creer que así se establece algo parecido a la comunicación. Un experimento que resultó eficaz y consistía en trasladar la voz más allá de uno mismo y se llamó radio y fue a su vez tantas cosas como quiso cada época, cada idiosincrasia: para algunos fue ruido de fondo, para otros noticia, paso de comedia. Y para tantos otros un medio de influencia, de interés. y ahí la cagamos.
Porque siempre hay un policía vigilando tu ventana, una norma rectificando la aventura, una mano haciendo sombra en lo genuino y la radio como parte de este cuerpo social hediondo de argentinidad tomó su censura, su pacatería, su doble moral que sonríe mientras apuñala.
Mas o menos en eso estábamos cuando a fines de la década del 80 un saludable ruido pateó el tablero. Era lo trucho para ese orden establecido, un principio de desprogramación en las mentes que guardaban fidelidad a la obediencia. y se escuchaba distinto, podía ser barrial o de ningún lado, podía ser poema, rock duro, sanata, o la quinta pata que le faltaba a la revolución que no iba a estallar.
Así fue, el maravilloso vértigo que lleno de radios cada barrio hace casi treinta años termino domesticándose en una mueca de sí mismo, al tiempo que una pequeña porción de tantos hacedores del micrófono optaron por la resistencia, por seguir reformulando el aire y ponerle una metáfora a esta realidad dictada por el viejo poder que jubila cada pulsión renovadora.
Llegamos por espanto a esto que entendemos como "alternativo", como recreación del teatro inicial del pensamiento, donde todo sea posible; incluso hasta defender algo tan básico como la propia lengua, porque seamos lisos y llanos: hoy parece ser pecado no hablar ingles, o evitar tirarse un pedo en Hd con un celular todopoderoso que comunica en estéreo el retumbar de tu soledad.
No iba a ser esta ley de medios, hecha de escritorios y escribas quien garantice la alternatividad, nadie imaginó semejante cosa nunca, pero siglas tan entrañables como representativas han ido en pos de su conformación que al menos se suponía un mínimo respeto a esta forma de entender la comunicación.
Si el primer gran acto en el espectro radioeléctrico va a ser la venta de un multimedio entero (cuando debiera estar siendo reducido en magnitud, al igual que todos los multimedios nacionales y zonales) con 4 señales de FM, una de AM y un canal de Tv entre el masserista/menemista reconvertido en comunicador K y el empresario sospechado de testaferrear lo mas intimo del poder, muchachos esta ley nace suicidándose.
Si una operación de 40 lucas verdes se hace en las acostumbradas sombras del negocio, sin licitación ni etcétera similar mientras que para acceder a una licencia de FM de muy baja potencia en una ciudad de baja densidad se exige un rosario de comprobaciones por poner un ejemplo reciente. Resulta evidente que esta ley no contemplará ningún cuerpo extraño a esa lógica de siempre, hay allí una esperanza que se extingue. Habrá que imaginar otra grieta en el discurso único, otro fuego posible, este viene alimentado con luz de gas.
Carlos Bonanno- Club de Radio-
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