La vida es otra cosa,
si con las mismas ganas
te la sucedes
sin esperar más nada.
La vida es diferente,
si la paciencia gana
cuando la soledad
colma a la soledad.
La vida es otro cuento,
si entonces de momento
lo sacas todo
como te ocurre dentro.
Son unos pocos días
prestados por el tiempo,
la suma de restar
las cicatrices de los más tristes momentos.
La vida es una sola
entre todas las vidas,
una esperanza gris,
un pestañear y un beso,
una melancolía,
un niño de regreso.
La vida siempre así:
qué te pudiera yo decir más de la vida.
La vida es más que menos,
si se descubre a tiempo
que todo lo tremendo
y lo terrible de estos días
son las venas del recuerdo.
La vida es cuanto pasa
mientras planificamos
la vida por delante,
lo que nos pasará,
si nos quedamos o nos vamos.
La vida es el milagro
sinceramente amado,
la culpa de morirse,
las mentiras, las verdades
que nos quedan de este lado.
La vida de imprevista,
sencilla y complicada,
absurda y egoísta,
amorosa e inteligente,
extraordinaria y desalmada.
La vida es suficiente,
si entonces no se acaba
cuando se halló el final
donde se encuentra el pasado con la nada.
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